¡Me cogió de sorpresa!
Esta mañana estaba trabajando en el próximo episodio de Hablando De Tecnología. En el mismo hago un anuncio importante que incluye video de mi más reciente entrevista. Imagina cuál fue mi sorpresa cuando descubrí el paso adicional que acaba de agregar YouTube. Ahora verifican tus videos en cuanto a Derechos de Autor antes de que vean la luz del sol.
No que me preocupé por el video que acabo de subir. Después de todo se trata de una entrevista que no contiene música. Ni siquiera tiene un “bumper” al comienzo. Pero me llamó la atención lo estrictos que se han vuelto con este tema.
Todos hemos escuchado los cuentos de “youtubers” que han subido videos con pietaje o música comercial sólo para tener que editarlos a las pocas horas. Pero parece que no han aprendido la lección. Son gente que no aprenden por la fuerza de la razón. Por eso YouTube ha decidido enseñarle por la razón de la fuerza.
La explosión que ha habido en los medios digitales ha propiciado que gente inexperta o malintencionada se cuele entre aquellos que sí saben lo que están haciendo. Los primeros pecan por ignorancia y los segundos por intención. Y a pesar de que la ley protege a YouTube de las violaciones de derechos de autor que puedan cometer sus usuarios, también le exige remover dicho contenido de su plataforma. Dicha ley se conoce como el DMCA (Digilal Millenium Copyright Act).
Así las cosas, los más perjudicados en este escenario son los dueños del contenido comercial y los productores de contenido bonafide que nos cuidamos de cumplir con la ley y vemos nuestros videos empantanarse en regulaciones y algoritmos de verificación.
En el podcasting está sucediendo lo mismo
El mundo del podcasting también está teniendo problemas similares. Y curiosamente es por las mismas razones. La ilusión de fama instantánea y riquezas ilusorias ha hecho que un ejército de podcasters inunde la Internet. Embebidos de la noción de que el podcasting es “fácil” y es “gratis”, se lanzan a la aventura sin las herramientas ni el conocimiento adecuado. Siete episodios más tarde descubren que “el león es mas feroz de lo que lo pintan” y cuelgan su sueño en el muro de los “podfaders”.
Y si acaso te preguntas de dónde viene el número mágico de 7, es porque ese parece ser el número de episodios que los podcasters neófitos son capaces de producir antes de darse por vencidos. ¿Y la palabra “podfaders? Esa viene del imaginario norteamericano y se refiere a la manera en que los podcasters se desvanecen en el tiempo.
A mediados del 2020 vimos llegar problemas adicionales para algunos podcasters cuando las asociaciones que defienden los intereses del mundo musical comenzaron a aplicarle presión a los proveedores de “hosting” para podcasts. Algunos podcasters tuvieron que reeditar decenas de episodios, otros sencillamente los perdieron y en el peor de los casos podcasts enteros llegaron a su fin.
La razón es sencilla
¿Y qué ha causado este aumento súbito en sanciones? Fácil. La explosión de medios continúa en aumento. Y como se ha propagado la noción de que todo es “gratis”, pues como dice el refrán: “si nada nos cuesta, hagamos fiesta”. Ahora resulta que todos son “comunicadores”. Y peor aún, algunos hasta se hacen llamar “expertos”. Si no fuera tan triste sería hasta gracioso.
¡Piénsalo! ¿Cómo se puede ser experto en algo que evoluciona día a día?
Constantemente escuchamos de plataformas nuevas. La gente corre a poblarlas como borregos. Firman los “términos” de servicio sin leerlos siquiera, y al cabo de un año se quejan del “algoritmo”. ¿Acaso no entienden que en la vida no hay nada gratis? Cuando un servicio es gratis es porque el producto son ellos.
La razón para tanta violación de derechos de autor es sencilla: por causa de esta explosión de medios digitales. Mientras más piezas de contenido se produzcan más violaciones por derechos de autor van a haber. Es un asunto de estadísticas y proporciones.
Me recuerda a cuando Trump decía que la razón para el aumento en casos de Covid-19 era porque se estaban realizando un número mayor de pruebas. Y lo triste es que su lógica torcida parecía correcta. Claro, en el caso del Covid-19 los casos siempre hubieran estado ahí. La diferencia es que no los habrían identificado.
Mientras tanto, ¿qué está pasando en el terreno?
La semana pasada en el podcast hablé sobre la forma en que muchos productores de contenido están abandonando a YouTube para colocar su contenido en plataformas propias. Esto obedece a cinco razones principales:
- No existe un algoritmo que los limite. — Al establecer su plataforma propia cualquiera pensaría que no va a haber un algoritmo que limite su exposición al mundo exterior., pero no hay nada más lejos de la verdad. En YouTube el algoritmo limita nuestro acceso a la audiencia. En la Internet lo limita Google.
Curiosamente, YouTube es propiedad de Google. Por lo tanto, ¿no te parece que Google le va a dar mejor trato a los videos que residan en su propia plataforama?
Afortunadamente existen maneras de darle la vuelta a esta limitación. El pasado 4 de febrero escribí una entrada titulada: “Contenido Fresco y Relevante. El 1% Que No Ha Cambiado. Si te interesa aprender la manera correcta de aumentar tu audiencia a pesar de las limitaciones que nos imponen los distintos algoritmos te invito a leerla.
- Reducción en el pago de regalías — A comienzos del 2020 Google anunción que reduciría el por ciento por regalías en su plataforma YouTube. Como si eso fuera poco también desmonetizaron una serie de canales. Y para ponerle la tapa al pomo (como dicen en Cuba) anunciaron que le colocarían anuncios hasta a los canales desmonetizados.
Todo eso lo puede hacer el que es dueño del terreno, de la casa y de todo lo que hay adentro. Por eso en mi libro “Desarrolla Tu Plataforma En Terreno Firme” hablo de no contruir tu casa en “terreno de otro”.
Sanciones arbitrarias — No hay duda de que los derechos de autor hay que respetarlos. ¿Pero, qué sucede cuando lo hacemos todo correctamente y aún así nos sancionan? ¿Piensas que no sucede? Pues déjame decirte que sucede todos los días. De hecho, a mí me sucedió.
Hace unos meses publiqué un video con música que compré del tipo “buy out”. La música “buy out” es música que se compra para hacer producción audiovisual. Una vez la pagas la puedes usar cuantas veces quieras y en cualquier medio.
Bueno pues, yo produje un video para YouTube utilizando una pieza que vino en un CD buyout. A los pocos minutos YouTube me bloqueó el video alegando que la música era del tipo comercial.
Afortunadamente bastó con mostrar mi recibo para eliminar la controversia. pero no sin antes boquearme el video y hacerme pasar el mal rato.
- Ellos controlan la plataforma. — al ser dueños de su propia plataforma piensan que tienen todo el control. Eso no es del todo cierto, pero lo que sí tienen es toda la responsabilidad. Cuando los abogados de los dueños de los derechos de autor tocan a su puerta estos productores de contenido no tienen una ley que los ampare. Si la corte los encuentra en violación van a pagar con multas, cárcel o con ambas cosas.
- Todos los huevos en una sola canasta. — Muchos productores de contenido viven exclusivamente de lo que producen. ¿De qué les vale entonces desarrollar toda una plataforma para que sea otro el que tenga el control absoluto? El riesgo es demasiado.
Muchos de estos productores no sólo están desarrollando sus propias plataformas sino que están creando sistemas redundantes y de resguardo para asegurar la permanencia y seguridad de su contenido.
Algunos ejemplos son Vimeo y Wistia para albergar videos así como Amazon S3 y medios ópticos para resguardos.
La cosa se va a poner peor
Mientras más medios digitales surjan mayor será la “fiebre del oro”. Y al igual que en la fiebre del oro de mediados del siglo 19 la promesa de riqueza fácil y “terreno” gratis va a atraer más incautos. Esos incautos van a cometer errores y van a haber “facilitadores” que se van a aprovechar de su ignorancia.
No olvidemos que durante la fiebre del oro de mediados del siglo 19 los únicos que ganaron dinero fueron las compañías que vendían herramientas y mahones. Los colonos terminaron en la ruina.
¿Te recuerda en algo a lo que está sucediendo ahora? ¿Laboras en una pieza de contenido por días para luego colgarla gratis en alguna plataforma popular y no ganar un solo centavo? ¿Sabes quién sí está ganando? Los dueños de la plataforma. Esos te cobran a tí por promover el propio contenido que regalas y le colocan anuncios pagados dirigidos a quien consume tu contenido. En otras palabras, te cobran a ti y a tu audiencia. ¿Sabes por qué? ¡Porque son los dueños de las herramientas!!!
Un cambio de paradigma
La única manera de romper el molde actual es alterando el paradigma. En lugar de proveerle contenido gratis a las redes sociales, para que luego te cobren por promoverlo, es mejor colgarlo en tu propia plataforma e invertir tu dinero en dirigir tráfico a tu propia plataforma. Hay múltiples maneras de hacer eso y hay varios artículos que lo explican en detalle en la sección de blog de Hablando De Tecnología.
Recuerda siempre respetar los derechos de autor. A la larga te va a costar mucho menos. Una sola violación que llegue a la corte puede costarte hasta $250,000 y hasta 5 años de cárcel.
Y si todo esto te confunde, no te sientas mal. Todos fuimos principiantes una vez. Como nos decía mi profesor de Derecho de la Comunicación, cuando estudiaba mi maestría, “la diferencia entre ustedes y yo es que yo leí primero”.
He venido trabajando en estas cosas desde mediados de los 80’s. Puedes leer sobre mi trayectoria en la página de “Quién Soy” (https://www.hablandodetecnologia.com/orlando-mergal-experto-en-comunicacion/‚. Y si sientes que te puedo ser de ayuda llámame en confianza. Mi número personal es 787-306-1590.
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©2021, Orlando Mergal, MA
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El autor es Experto En Comunicación Corporativa (Lic. R-500),
Autor de más de media docena de Publicaciones de Autoayuda
y Productor de Contenido Digital
Inf. 787-306-1590 • 787-750-0000