En la fachada del edificio James A. Farley, sede del correo de los Estados Unidos en la ciudad de Nueva York, hay una inscripción en inglés que lee: “Ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor, ni la penumbra de la noche impedirán que estos mensajeros completen con rapidez sus rondas señaladas”. Esa frase ha sido sinónimo de un correo de excelencia desde que la acuño el historiador griego Herodoto hace más de 2,500 años.
Sí, así mismo. La famosa frase no se creo para el Correo de los Estados Unidos.
Según la gerencia del Correo de los Estados Unidos (U.S.P.S.) la organización no tiene frase emblemática alguna. Y menos mal, porque recientemente el servicio del correo de los Estados Unidos se ha vuelto un asco. Son una Catástrofe Nacional.
Desde que el señor Louis DeJoy asumió la dirección del correo a nivel nacional el servicio ha ido de mal en peor. Aliado férreo de Donald J. Trump, el señor DeJoy fue pieza clave en desarticular el voto por correo durante las pasadas elecciones, llegando al extremo de eliminar buzones y detener las entregas para afectar adversamente el proceso eleccionario.
Pero eso fue en noviembre. Estamos en mayo, y el correo esta peor todavía. Obviamente, no puedo hablar de las entregas en los Estados Unidos, porque no vivo allá, pero en Puerto Rico el servicio está catatónico. Las cartas no llegan a tiempo, si es que llegan siquiera. Los paquetes se detienen por semanas en Cataño o en San Juan. Misivas que antes tomaban 4 o 5 días ahora toman 2 o 3 semanas… con suerte. Ah, y olvídate de rastrear algún envío porque la información no vale ni los electrones que conforman la página digital.
Y si ese fuera el único problema no sería na’. Después de todo, ¿a quién le importa que a un puertorriqueño no le llegue su correspondencia? Al fin y a la postre, para el estadounidense común somos menos importantes que el indio norteamericano. Y eso nos coloca en un escalafón bien bajito en términos de prioridad.
Pero el correo afecta mucho más. Afecta todos los confines de la economía norteamericana. También afecta la nuestra. Y Dios sabe que la economía de Puerto Rico no necesita que alguien más que la venga a fastidiar. Nosotros nos hemos encargado de eso.
Por eso me di a la tarea de enumerar algunos aspectos de la economía que se afectan directamente por un servicio postal deficiente.
- Medicamentos Recetados — Puerto Rico atraviesa por una crisis económica sin precedentes. Nuestros políticos y expertos financieros no le llaman depresión por las connotaciones políticas y psicológicas que tiene el término. Pero eso es lo que ha venido atravesando la Isla por los últimos 10 años. No hay tal cosa como una recesión de 10 años.
Uno de los grupos más afectados dentro de ese escenario son las personas de la tercera edad, muchos de los cuales han visto reducidas sus pensiones dramáticamente. Esto ha hecho que recurran a la compra de medicamentos por correo para lograr sobrevivir con sus reducidos recursos.
Estas personas tienen que tomar sus medicamentos cuando le tocan. No pueden esperar a que un servicio postal deficiente se los entregue cuando le venga en gana.
- Comercio Electrónico — La crisis creada por la pandemia del Covid-19 ha traído un aumento en las compras por Internet. Y claro, muchas de las empresas que venden por Internet utilizan el servicio postal de los Estados Unidos porque es el más económico.
Un servicio postal deficiente obliga a estos comerciantes a recurrir a otras empresas de envió que son más costosas. Y esto termina afectando a las personas que compran por Internet.
- Negocios Pequeños — La mayoría de los negocios pequeños que venden por Internet utilizan el correo de los Estados Unidos para entregar sus órdenes. Las razones son obvias, porque le cuesta menos.
Un servicio postal deficiente los obliga a entregar mediante servicios más costosos, le hace perder ventas o los obliga a perder tiempo rastreando paquetes y contestando quejas.
- Trabajadores en el hogar — La crisis del Covid-19 ha forzado a mucha gente a trabajar desde sus casas. Los más afortunados han conservado sus empleos y meramente han tenido que adaptarse a trabajar desde la casa.
Otros han tenido que reinventarse. Con la llegada del Covid-19 se encontraron de momento sin empleo y se inventaron una “chiripa” para poner alimentos sobre la mesa.
Este tipo de micro empresa depende grandemente del correo. Unos reciben sus materiales e inventario por correo. Otros despachan sus productos mediante el servicio postal. Y otros hacen ambas cosas.
Un servicio postal deficiente es veneno para este tipo de negocio porque lo desarticula completamente.
- Estímulos Económicos — No todas las personas tienen cuentas de banco. Todavía existe una gran cantidad de personas que reciben sus pagos por correo.
El servicio postal deficiente del señor DeJoy ha hecho que sus cheques tarden más, lo cual tiene un efecto en cadena que afecta todos los sectores de la economía.
- Seguro Social — Con el Seguro Social sucede lo mismo. Aquellos de nosotros que contamos con cuentas de banco pensamos que todos los demás las tienen también. Pero ese no es el caso.
Según la agencia el 98% de los beneficiarios del Seguro Social reciben sus pagos electrónicamente. Pero el Seguro Social lo recibe mucha gente y el 2% de mucha gente es un montón.
- Facturas mensuales — Cualquiera pensaría que el hecho de que no nos lleguen las facturas es algo bueno. Pero no es verdad.
Las instituciones bancarias y financieras no tienen piedad a la hora de que le paguemos las facturas en atraso. Si llegó tarde o se perdió en el correo ese es problema nuestro.
De igual manera, si el pago se pierde o llega tarde el problema es nuestro también.
¿Y sabes lo más que me llama la atención de este problema? Que a nadie parece preocuparle. Los temas del día en la Isla siguen siendo la maldita política, el contrato de Luma y las mujeres maltratadas.
Y no es que esos problemas no tengan importancia. Claro que la tienen. Pero, ¿hasta cuándo el puertorriqueño va a vivir en una maldita noria, empecinado únicamente en los temas del momento, y sin atender las situaciones verdaderamente medulares que afectan cada renglón de su vida?
Señores, aquí como en los estados el correo es la sangre que alimenta la economía y nuestro modo de vida. Forma parte del espinazo mismo que sostiene el sistema. Destruir el correo, o llevarlo a menos, es destruir el País y llevarlo a menos.
Me rehuso a pensar que soy el único que no está recibiendo sus cartas y paquetes a tiempo. También me rehuso a pensar que el puertorriqueño sea tan zuruma que no comprenda la importancia que esto tiene.
Los medios, de todo tipo, debieran estar inundados de quejas contra el correo. Sin embargo, lo que impera es un gran silencio. Nuestro gobernador debería exigir que esta situación se resuelva. Si pudieron detener el País para botar a Ricky, deberían hacer lo mismo para exigir que el correo funcione como debe.
Yo sé que el asunto no es tan sexy como el “chat de telegram”, pero se nos va la vida. Orlando Mergal
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©2021, Orlando Mergal, MA
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El autor es Experto En Comunicación Corporativa (Lic. R-500),
Autor de más de media docena de Publicaciones de Autoayuda
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