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Mucho se ha hablado en Puerto Rico y en los Estados Unidos sobre “Big Quit”, o el “Gran Renunción”, como yo le llamo acá en la “Isla del Espanto”. Pero, los mercados de empleo no son monolíticos, y mucho menos estáticos. Lo que sí son es predecibles. La semana pasada el gobierno de Puerto Rico anunció una nueva legislación para propiciar el empleo de personas de la tercera edad.
A mí no me sorprendió en nada. Mucho tardaron. Después de todo, nuestros legisladores son incapaces de producir nada nuevo. Y eso del empleo de personas de la tercera edad no es más que un refrito de una idea que se implantó en la década de los 80s en Nueva York luego de la gran emigración causada por la debacle económica de la ciudad en aquella época.
De repente encontraron que la gente en edad productiva y reproductiva se habían marchado del Estado y no contaban con el talento necesario para llenar los puestos de trabajo. ¿Qué tuvieron que hacer? Ir en busca de los retirados.
En Puerto Rico está sucediendo lo mismo, pero por razones muy distintas. Desde mediados de la década de los 90s las distintas administraciones han venido implantando políticas de empleo desacertadas que han ido minando la fe del empleado en la economía. Eso ha causado una emigración masiva de la gente en edad productiva y reproductiva que ha tenido el efecto de elevar la mediana de edad a los 42 años.
Despidos, deformas laborales, legislación antiobrera y ahora una pandemia se han combinado para ahuyentar al trabajador, y a la vez convencerle de que hay otras maneras de ganarse la vida sin estar a expensas de los vaivenes políticos y las torpezas gubernamentales.
Hace unos años trataron de atraer a los miles de médicos que han abandonado la Isla. No le funcionó. Ahora pretenden atraer a los retirados. A los mismos que empujaron al retiro prematuro con la ley 7 de Luis Fortuño y luego de redujeron los beneficios de retiro mediante la Junta de Control Fiscal. Ah, y a los pocos que no se retiraron le redujeron todos los beneficios adquiridos mediante una llamada “reforma laboral”, que fue más bien una “deforma laboral”. ¿Pues sabes qué? No le va a funcionar. ¿Sabes por qué? Porque mucha de esa gente ya no están en Puerto Rico. Se fueron cuando el gobierno los botó. Ahora viven en los Estados Unidos con sus hijos y familiares. Han hecho vidas nuevas y no se le ha perdido nada en Puerto Rico.
La idea del Empleo De Personas De La Tercera Edad es buena en términos económicos. El problema es que va a contrapelo del comportamiento que ha exhibido el gobierno durante los pasados 40 años y de la realidad histórica que viven los puertorriqueños. Y, como aprendí de uno de mis profesores de historia en la universidad: “a la historia no se le da hacia atrás”.
El Empleo De Personas De La Tercera Edad funcionaría si el gobierno no hubiera sido tan ruin con los trabajadores. Funcionaría si la gente pudiera confiar en el gobierno. Funcionaría si no estuvieran viviendo en otro lugar. Y, funcionaría si no estuvieran haciendo otra cosa.
El empleo de personas de la tercera edad no va a funcionar porque muchos de nuestros retirados ya pasaron la página. Y no va a funcionar porque los tecnócratas que crean estas leyes en el vacío no entienden que hay personas para las que la vida es mucho más que dinero.
Así que de eso es que vamos a hablar hoy. Por un lado vamos a desbancar 7 mitos sobre el empleo de personas de la tercera edad, y por el otro vamos a ver por qué —a pesar de que estas personas ciertamente son empleables— no van a caer de bobos en esta nueva artimaña del gobierno.
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©2022, Orlando Mergal, MA
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El autor es Experto En Comunicación Corporativa (Lic. R-500),
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